En primer lugar me gustaría darle las gracias a Víctor, amigo y antiguo entrenador de voleibol en el Fernando de Rojas, por recomendarme y cederme su puesto.
Por otra parte también agradecer a Félix su labor como coordinador el cual siempre ha estado al pie del cañón para resolver cualquier tipo de problema.
Me encantaría poder seguir elogiando a más gente que me he encontrado en esta nueva etapa pero quién merece mención especial son mis chicas de las 18:30 y mis chicos y chicas de las 19:30. Podría hablar de todos y cada uno de ellos individualmente porque un año da muy bien para conocer a las personas pero esto sería bastante extenso así que lo resumiré en mi visión personal.
Los primeros días me fueron un poco complicados pues pensaba que hacer mejorar a una persona en una disciplina era mucho más fácil. Pero no, cada persona es distinta y ahí está la gracia, cada uno aprende en base a sus cualidades y por lo tanto no se puede enseñar a todas las personas por igual. Posiblemente sea una de las lecciones más importantes que me llevo para mí mismo este año. Sin embargo he tenido mucha suerte, porque todas y cada una de las personas a las que he entrenado en estos meses se han esforzado y han puesto todas sus ganas en mejorar día a día.
Ha sido mi primer año como entrenador y he de admitir que he cometido muchos fallos de los cuales espero aprender, tanto a nivel personal como para mejorar mi forma de entrenar a los chicos y chicas.
Por último y no menos importante darle las gracias a otro entrenador, a mí tocayo Alvaro, a quien conocí hace dos años y me parece una magnífica persona y con el que últimamente comparto mucho más que está adicción llamada voleibol.
Álvaro Gayo Hernández.
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