Final de temporada. Como cada año, momento de hacer balance.
Mes de septiembre. Primera toma de contacto con la ilusión y las ganas del comienzo de una nueva temporada, ver que jugadoras continúan, las nuevas incorporaciones… y primer contratiempo: sólo 5 jugadoras, 3 repetían categoría, una más de otro colegio y otra de primer año procedente del infantil. El mismo problema ocurría con los chicos, 6, insuficiente para formar equipos por separado. La solución fue formar un equipo mixto, recurso que, aunque no nos agradaba mucho, al menos podrían jugar todos, que al final es lo que se busca.
Al comenzar los entrenamientos, lo más complicado fue lograr encajar a un grupo tan dispar, no habían jugado juntos, con una forma de jugar totalmente opuesta, alguno incluso no había competido nunca… pero con las ganas, la voluntad y el entusiasmo que ponían en cada entrenamiento, hacían que el trabajo fuera mucho más fácil de lo que parecía en principio y que, a diferencia de años anteriores, las faltas de asistencia a los entrenamientos no han sido las protagonistas del día a día.
El principio de la competición fue duro, pues nos tocó de entrada y seguidos, los dos únicos rivales masculinos, mucho más compenetrados y para un grupo recién formado, comenzar perdiendo ante equipos tan fuertes, no es lo más adecuado para coger confianza, pero viendo el interés y las ganas que se estaba poniendo en cada entrenamiento, sabíamos que los resultados no tardarían en llegar. En esta primera vuelta perdimos otros dos partidos, esta vez contra equipos mixtos, enfrentamientos que nos daban el verdadero nivel de nuestro juego.
Al comenzar la segunda vuelta, otra vez el enfrentamiento contra los equipos masculinos, con los mismos resultados, pero con distintas sensaciones. Con un equipo más rodado y comparando el juego con la primera ronda, los chicos vieron que el no perder ningún partido más hasta el final del campeonato era posible. Y con esa idea en la cabeza se entrenaba todas las semanas, pero con la prudencia que sabiendo que cada partido es distinto y cualquier relajación te podía dar un disgusto. Y así fue, partido a partido logramos meternos en la final, a doble enfrentamiento, y a pesar de pelear hasta el último momento y darlo todo, no pudo ser. Conseguimos un meritorio segundo puesto, impensable al principio de temporada.
Dejando un poco de lado la parte deportiva, resaltar la buena sintonía que ha habido desde el primer día, la facilidad con la que han conectado todos, lo que ha hecho más fácil el trabajo diario.
No quisiera olvidar que este año, la organización de JJEE ha puesto en marcha el “Programa Juego Limpio” que se ha ido desarrollando de forma paralela a la actividad deportiva de cada sábado, programa que tiene por objeto fomentar los valores positivos que aporta el deporte (como son, entre otros, el respeto hacia rivales, árbitros, espectadores…), quedando en primer lugar. Los chicos no han tenido que hacer ningún esfuerzo para alcanzar esta primera posición, simplemente aplicar los valores que han venido aprendiendo durante los años anteriores y que desde el Club tratamos de ir mejorando cada año, pues no olvidemos que estamos, independientemente de la competición, en una etapa de formación en la que el aprendizaje de dichos valores, dentro del trabajo diario, tienen un lugar destacado sobre el resto de actividades.
Por último, quisiera agradecer a todos por el tiempo dedicado a los entrenamientos, restándolo de las horas de estudio, que para algunos realmente han sido un verdadero esfuerzo. Ahora lo que toca es descansar, disfrutar del verano y coger fuerzas para que nos volvamos a ver el año que viene disfrutando de la actividad que nos gusta,
¡JUGAR AL BALONCESTO!!
Pedro Cotobal
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